El Gobierno boliviano en una muestra de dignidad y soberanía nacional, ha ordenado la expulsión de la DEA (Agencia Norteamericana de lucha contra el narcotráfico), acusándola de intervenir en asuntos internos y por su colaboración abierta con los sectores derechistas y subversores que actuaron violentamente en septiembre próximo pasado.
El papel de la DEA a nivel internacional ha sido denunciado por múltiples autores en libros, artículos e investigaciones. Una de ellas y talvez la más importante es el libro “La Guerra Falsa” de Michael Levine, ex-agente de la DEA que investigó el narcotráfico en Bolivia y las concomitancias de los narcos bolivianos con la Agencia norteamericana cuya lucha lejos de combatir el narcotráfico, no hace otra cosa que controlarlo en beneficio de intereses imperialistas de domino político internacional.
Levine muestra del modo más dramático las conspiraciones de la CIA y la DEA contra los intereses de los países como Bolivia en beneficio del imperialismo. Levine dirigió junto a Sonia Atalá, una narcotraficante prontuariada que se decidió colaborar con la DEA en la operación HUNO cuya misión tenía como destino cercar y detener finalmente a Luís Arce Gómes que hacía una seria competencia a la DEA en cuanto al control del narcotráfico en Bolivia y América Latina. Es sabido que Levine pagó con su vida su coraje de denunciar esta miserable e infame “guerra falsa”.
Es también de conocimiento público, siempre denunciado pero nunca sancionado por el poder militar norteamericano que impide sanción alguna a Gobiernos y administraciones norteamericanas, que desde hacen muchos años, controlan en su beneficio, el tráfico internacional de todo tipo de drogas heroicas. Por ejemplo, ellos desde antes de la guerra de agresión norteamericana contra Vietnam, controlaron y administraron el comercio del Opio que se producía en el famoso “Triángulo dorado” del norte de Thailandia, Laos, Birmania y Vietnam. De igual modo las plantaciones de amapola de Afganistán también fueron administradas por al DEA. En síntesis, el lucrativo negocio de las drogas constituye el segundo gran negocio mundial y que provee las máximas ganancias a las transnacionales norteamericanas.
En Colombia, por ejemplo, que es el país más importante en América Latina en cuanto al tráfico de drogas y donde funcionan las mafias más sofisticadas de narcotráfico, Estados Unidos, a través de la DEA y la CIA, vuelcan toda su actividad contra esas mafias, pero no para eliminar el negocio, sino para controlarlo destruyendo a las mafias y apoderándose de esa actividad. No otra es la explicación de la presencia en Colombia de miles de mercenarios que actúan alternativamente para esas mafias y para la DEA La “ayuda” norteamericana para la lucha antidrogas en Colombia lo único que ha conseguido consecuentemente es aumentar ese negocio. Colombia con “ayuda” americana es el emporio del narcotráfico en América Latina.
Es mundialmente conocida la famosa operación “Irán-Contras” en el Gobierno de Ronald Reagan, que describe la historia de la guerra secreta de esa administración contra la Nicaragua sandinista en la venta ilegal de armas y la conexión con la “contra” y el tráfico de drogas. Esta siniestra operación fue bautizada por sus ejecutores del Pentágono como “El rebaño de elefantes”.
El capitalismo como Modo de Producción no reconoce límites de carácter ético o moral y desde este punto de vista, considera el negocio de la droga como uno cualquiera y por tanto, mientras más anuncia su combate al narcotráfico, lo que hace en realidad es estimular este negocio como natural desarrollo de la iniciativa privada.
En consecuencia, a través de este pronunciamiento político, apoyamos del modo más claro y terminante la decisión del Gobierno Nacional de ordenar la expulsión de la DEA del territorio nacional, nacionalizar la lucha antinarcótica y eliminar la nefasta influencia de estos mercaderes de la tragedia humana.
Jorge Echazu Alvarado.
PCmlm
Echazu.jorge@gmail.com
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